viernes, 13 de septiembre de 2013

Aprender a ser raro

Es muy fácil ser normal. Y muy cómodo, además. Solamente tienes que dejarte llevar y ya está, el conjunto te arropa y te protege sin necesidad de hacer esfuerzo alguno. Eres exactamente como los otros. Lo peor es cuando, sin querer y sin dejar de ser normal, te vuelves de repente diferente. Una locura. Ahí ya no caben los amparos. Te has hecho raro y punto. A partir de ese momento eres otro, tu vida pasa a ser distinta y vas a tener que aprender a convivir con la luz intermitente que se coloca sobre tu cabeza para señalar tu posición en cada instante. Ni siquiera inmerso en una masa de gente vas a pasar desapercibido. Dejas una estela a tu paso. Eres visible desde todos los puntos de vista y tus movimientos son observados minuciosamente estés donde estés.

Hay gente acostumbrada a ser significativa, gente a la que le divierte ser especial, que quiere sentirse diferenciada, salir del anonimato, sobresalir de la masa. Y busca ansiosamente lograrlo. A muchos otros no. Y esos, la mayoría, no están entrenados, tienen que aprender a ser raros.

En Benín ser blanco es la excepción, lo extraordinario. Especialmente si sale de la franja costera y camina hacia el norte del país, cualquier blanco se siente observado por el mero hecho de serlo. La gente te mira y alerta a los otros de tu presencia. De cualquier esquina sale un "yovó, yovó" a tu paso que te señala. Los niños lloran o se asustan al verte porque nunca han visto a nadie con la piel blanca. Cuando te mueves entre un conjunto uniforme de negros te ves obligado a algo a lo que no estás acostumbrado, que es a sentirte blanco, a ser consciente, quizás por primera vez, del color de tu piel. Posiblemente nunca lo habías hecho antes, jamás habías experimentado la sensación. De hecho ni siquiera tiene por qué ser una experiencia negativa, simplemente hay que vivirla. No estamos acostumbrados, pero hay que aprender a ser blanco para entender a los negros. Hay que aprender a ser raro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario