martes, 17 de septiembre de 2013

Vivir en el agua

Una de las cosas que más temo a la vuelta de un viaje es que alguien me pregunte: ¿y qué es lo que más te gustó? No sé si es una pregunta estúpida pero estoy seguro que no la voy a saber responder. Normalmente, las huellas duraderas que me quedan después de un viaje no guardan mucha relación con la belleza de los lugares que visito sino más bien con cosas que me tocan las entrañas o con la intensidad de las sensaciones que experimento. Poder disfrutar de la emoción de un niño que descubre un tesoro, deleitarse escuchando en silencio el sonido del paso del tiempo, un olor, una sonrisa indudable, el cálido escalofrío al contacto con una mano amiga, la locura del momento en el que fuiste consciente de haber atravesado un instante de felicidad o el ser capaz de palpar cómo te crece el alma mientras el sol empieza a declinar. Huellas de ese tipo se me quedan grabadas con fuerza y los lugares en los que se producen pasan a ser protagonistas secundarios.

Los niños aprender a remar antes que a andar
Sin duda, para mí y para todo el que se acerca a Benín, Ganvié es un lugar especial, un sitio en el que se respira intensidad y distinto porque transmite sensaciones de autenticidad. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996.

Al margen de situarse en un espacio único, de su valor histórico y de la belleza propia del enclave, llama poderosamente la atención la dureza de la vida para los habitantes de este poblado lacustre al noroeste de Cotonou, al que solamente se puede acceder en barco. Un día a día que se presume delicado, en el que es fácil adivinar una lucha cotidiana contra el agua, una pelea a muerte para mantenerse a flote y para que el destino no termine por arrastrarte hasta el fondo del lago. Hay que capear la dificultad de movimientos, la escasez, la ausencia de medios, una salubridad muy deficiente, el aislamiento, la precariedad, un nivel de comodidades prácticamente nulo y unas condiciones que hacen complicada la subsistencia. Ese es en líneas generales el panorama que se respira en Ganvié, esas son las sensaciones que empiezan a calarte conforme te vas acercando al poblado desde Abomey-Calaví y con las que posteriormente vas a tener que lidiar cuando regreses.  
Las piraguas están hechas con un tronco de árbol y de una sola pieza
La falta de medios y la habilidad convierten unos sacos cosidos en una práctica vela

Hace cerca de 300 años. un pacífico pueblo de agricultores, los tofinu, para evitar caer en manos de los tratantes de esclavos que les perseguían, se refugiaron en el interior del lago Nokoué al objeto de no ser capturados. Aguas adentro se instalaron como pudieron y aunque ya no les persigue nadie, allí continúan. Ahora hay varios poblados en el lago. Uno de ellos es Ganvié. Como reclamo turístico, a este poblado lacustre se le ha querido poner el sobrenombre de la “Venecia africana”, que infravalora y desnaturaliza en gran medida lo que te vas a encontrar al adentrarte en este espacio singular. Por de pronto aquí no hay canales, ni góndolas, ni puentes románticos. Aquí te tropiezas de frente con una población que vive con mucho esfuerzo haciendo equilibrio encima del agua. Sus casas de madera y paja se mantienen a duras penas en medio del agua, para ir al  colegio, a la iglesia, a la compra o al médico hay que ir en piragua y todo el mundo trabaja en el agua, con el agua o dentro del agua. Venecia es un juego de niños al lado de esto. El agua es el gran referente y la compañera eterna de los habitantes de Ganvié, que subsisten principalmente gracias a la pesca y duermen, rezan o estudian flotando. El lago es todo. De hecho, tiene hasta su propio dios, llamado Tohossou. En Ganvié el agua está viva y la vida es amarga, dura y gris como el agua del pantano.
La necesidad de subsistir hace de la pesca un auténtico arte

Las casas son muy rudimentarias y el servicio (naranja, a la derecha) vierte directamente al lago 
Muchas veces no aceptan de buen grado que les enfoquen con una cámara
En algunas zonas de mucho tránsito se producen atascos
También aquí se reúnen las amigas para ir de compras en su vehículo

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